Picores y los caballos ¿Qué es el camino correcto para resolverlo?
Nos llaman una y otra vez con caballos con "picores", "piquiña", “rasquiña” y muchas otras descripciones, todas referentes a irritaciones en la piel de diferentes tipos. Este problema suele aparecer en primavera y verano, por lo que ha llegado el momento de prepararnos para evitar que esto ocurra.
Intentamos siempre responder de manera ética, pero hay cierta diferencia de opinión sobre cuál es el proceso más ético. Hay picores relativamente sencillos de resolver. En la mayoría de los casos, es cuestión de higiene con un champú suave con aceite de árbol de té, aceite de neem o clorhexidina para casos más agudos, que utilizados correctamente, no irritará aún más la piel, en combinación con una crema específica para picores causados por los culicoides o irritaciones leves. Este tratamiento, en conjunto con una dieta equilibrada normalmente solucionará el caso. Pero ¿qué pasa si no funciona? Ahí, no es ético recomendar tratamiento tras tratamiento a ciegas, sin tener un diagnóstico formal en la mano. Si el problema se alarga, hay que acudir a tu veterinario.
Una de las causas principales de urticaria y picor en la cola y crin del caballo es la alergia a la saliva de la picadura de los culicoides. Los culicoides son un tipo de mosquito muy frecuente en nuestro país y algunos caballos son alérgicos, en distinto grado, a su saliva. Por lo tanto, la manera de evitar que tu caballo se rasque por estas reacciones de picor es evitar que estos mosquitos le piquen. Sin embargo, hay zonas, cerca de ríos u otras fuentes de humedad, donde se encuentran los culicoides, y ciertos caballos son más propensos que otros a padecer esta sensibilidad. También existen otras causas de picores que pueden ser multifactoriales y acumulativas, y que requerirán un proceso diagnóstico más completo.
Existen champús suaves que contienen aceite de árbol de té, citronela o neem, desinfectantes y antifúngicos naturales. En conjunto con un proceso de higiene en la zona, hay que usar cremas tópicas y sprays con citronela y otros ingredientes naturales, que ayudan a regenerar la piel dañada y protegen al caballo contra los culicoides y otros insectos. También se pueden utilizar métodos de barrera como máscaras contra moscas para evitar irritaciones. Hay que tener paciencia y encontrar el tratamiento que funciona para tu caballo.
Nos llegan llamadas de personas que llevan años con el problema y han usado una infinidad de productos e incluso "brujería" a gran costo y todavía no encuentran una solución.
En esos casos, la sensibilidad en la piel, o a veces la alergia en el caballo, es un problema complejo y la solución no es fácil. Ahí se ven irritaciones causadas por elementos muy lejos de los culicoides. Problemas como cuchillos sucios de una máquina de esquilar, hasta vendajes sin lavar o gallinas muy cerca de la cuadra. Si no sabemos a ciencia cierta qué está causando la irritación, no podemos solucionar el problema. Existe un procedimiento que el veterinario debe llevar a cabo, el cual incluye una visita clínica, la toma de una muestra de la piel irritada y, posiblemente, la realización de una prueba ELISA o intradérmico. Una vez recibidos los resultados, es necesario realizar el análisis en el contexto de todos los detalles del caso.
Así que, si este es tu caso, si tu caballo de manera crónica aparece con irritaciones en la piel, urticaria corporal o empieza a rascarse la cola o la crin, debes llamar a tu veterinario o a un especialista en piel. Es importante acertar en el diagnóstico, ya que hay varios desencadenantes que pueden ocasionar irritación de la piel o picores: problemas ambientales, contaminaciones, sensibilidad a levaduras o bacterias, parásitos, insectos y hongos son irritantes típicos y los tratamientos son diferentes en cada caso.
Frecuentemente, el propietario da un tratamiento para uno de los problemas sin diagnosticar realmente la verdadera causa y termina desequilibrando el pH natural de la piel y creando una irritación todavía peor. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es diferenciar si la reacción cutánea se debe a una alergia al alimento o a una irritación por un agente ambiental.
Alergias y sensibilidades a alimentos
Las verdaderas alergias en el caballo no son muy habituales. Lo que sí se ve mucho es la aparición de algún tipo de sensibilidad a ciertas proteínas, al grano del cereal, a cereales crudos sin cocinar y a la alfalfa. Esto también está causado por dietas desequilibradas que carecen de los nutrientes básicos como zinc, vitamina E, etc., o están muy desequilibradas entre Omega 3 y 6.
Si el problema es alimenticio, es interesante hacer una dieta de eliminación. Para ello, primero volvemos a la dieta base del 2% de su peso corporal en heno simple o henolaje de Ryegrass o mezclas de Poa pratensis si el caballo no tiene sensibilidad a estos alimentos, o buscamos un forraje que no tenga reacción. Posteriormente, introducimos alimentos señalados como "no irritantes" durante unos 15 días o un mes y luego, uno a uno, con el fin de llegar por eliminación a una dieta adecuada para devolver al caballo a una ración aceptable para su nivel de actividad. Es decir, empezamos con una dieta simple de solo dos o tres alimentos, equilibramos la dieta con una multivitamina y luego, cuando vemos que el caballo está mejor, empezamos a volver de manera despacio a una dieta más "normal".
Un test ELISA (la prueba más común que utilizan los veterinarios para detectar alérgenos) nos dará una idea de los alimentos que deberíamos evitar. Si introducimos una dieta que no contenga el alimento señalado en la prueba como positivo, hay posibilidad de que pueda desaparecer la sensibilidad. En algunas ocasiones, pasado un tiempo, el caballo incluso llega a tolerar una dieta normal o, por lo menos, una dieta cocinada y con pequeñas cantidades del alimento que antes no toleraba.
En todo caso, si el problema no está relacionado con un alimento, un paso importante es asegurarse de que la dieta que recibe el caballo es la correcta. No podemos esperar tener una piel fuerte, con defensas naturales, brillante y sedosa si no le damos de comer correctamente. La dieta debe estar bien equilibrada y contener suficientes vitaminas y minerales, con aceites omega 3, 6 y 9 en proporciones correctas.
El siguiente paso es asegurar que el entorno donde vive el caballo esté limpio. No podemos esperar gran cosa si la paja está llena de ácaros o culicoides, si los sudaderos y cepillos que se utilizan a diario están llenos de hongos, o si muchos caballos comparten el mismo.
Cuando tienes un caballo con irritaciones en la piel, muchas pueden resolverse con unos cuidados básicos y una buena higiene, pero si el problema persiste más allá de una semana después de un tratamiento básico, es necesario recurrir a un proceso diagnóstico formal con tu veterinario. No será un ahorro de dinero probar producto tras producto y dejar la piel del caballo en carne viva intentando encontrar una solución. En casos complicados, un diagnóstico y tratamiento específico son realmente necesarios.
Intentamos siempre responder de manera ética, pero hay cierta diferencia de opinión sobre cuál es el proceso más ético. Hay picores relativamente sencillos de resolver. En la mayoría de los casos, es cuestión de higiene con un champú suave con aceite de árbol de té, aceite de neem o clorhexidina para casos más agudos, que utilizados correctamente, no irritará aún más la piel, en combinación con una crema específica para picores causados por los culicoides o irritaciones leves. Este tratamiento, en conjunto con una dieta equilibrada normalmente solucionará el caso. Pero ¿qué pasa si no funciona? Ahí, no es ético recomendar tratamiento tras tratamiento a ciegas, sin tener un diagnóstico formal en la mano. Si el problema se alarga, hay que acudir a tu veterinario.
Una de las causas principales de urticaria y picor en la cola y crin del caballo es la alergia a la saliva de la picadura de los culicoides. Los culicoides son un tipo de mosquito muy frecuente en nuestro país y algunos caballos son alérgicos, en distinto grado, a su saliva. Por lo tanto, la manera de evitar que tu caballo se rasque por estas reacciones de picor es evitar que estos mosquitos le piquen. Sin embargo, hay zonas, cerca de ríos u otras fuentes de humedad, donde se encuentran los culicoides, y ciertos caballos son más propensos que otros a padecer esta sensibilidad. También existen otras causas de picores que pueden ser multifactoriales y acumulativas, y que requerirán un proceso diagnóstico más completo.
Existen champús suaves que contienen aceite de árbol de té, citronela o neem, desinfectantes y antifúngicos naturales. En conjunto con un proceso de higiene en la zona, hay que usar cremas tópicas y sprays con citronela y otros ingredientes naturales, que ayudan a regenerar la piel dañada y protegen al caballo contra los culicoides y otros insectos. También se pueden utilizar métodos de barrera como máscaras contra moscas para evitar irritaciones. Hay que tener paciencia y encontrar el tratamiento que funciona para tu caballo.
Nos llegan llamadas de personas que llevan años con el problema y han usado una infinidad de productos e incluso "brujería" a gran costo y todavía no encuentran una solución.
En esos casos, la sensibilidad en la piel, o a veces la alergia en el caballo, es un problema complejo y la solución no es fácil. Ahí se ven irritaciones causadas por elementos muy lejos de los culicoides. Problemas como cuchillos sucios de una máquina de esquilar, hasta vendajes sin lavar o gallinas muy cerca de la cuadra. Si no sabemos a ciencia cierta qué está causando la irritación, no podemos solucionar el problema. Existe un procedimiento que el veterinario debe llevar a cabo, el cual incluye una visita clínica, la toma de una muestra de la piel irritada y, posiblemente, la realización de una prueba ELISA o intradérmico. Una vez recibidos los resultados, es necesario realizar el análisis en el contexto de todos los detalles del caso.
Así que, si este es tu caso, si tu caballo de manera crónica aparece con irritaciones en la piel, urticaria corporal o empieza a rascarse la cola o la crin, debes llamar a tu veterinario o a un especialista en piel. Es importante acertar en el diagnóstico, ya que hay varios desencadenantes que pueden ocasionar irritación de la piel o picores: problemas ambientales, contaminaciones, sensibilidad a levaduras o bacterias, parásitos, insectos y hongos son irritantes típicos y los tratamientos son diferentes en cada caso.
Frecuentemente, el propietario da un tratamiento para uno de los problemas sin diagnosticar realmente la verdadera causa y termina desequilibrando el pH natural de la piel y creando una irritación todavía peor. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es diferenciar si la reacción cutánea se debe a una alergia al alimento o a una irritación por un agente ambiental.
Alergias y sensibilidades a alimentos
Las verdaderas alergias en el caballo no son muy habituales. Lo que sí se ve mucho es la aparición de algún tipo de sensibilidad a ciertas proteínas, al grano del cereal, a cereales crudos sin cocinar y a la alfalfa. Esto también está causado por dietas desequilibradas que carecen de los nutrientes básicos como zinc, vitamina E, etc., o están muy desequilibradas entre Omega 3 y 6.
Si el problema es alimenticio, es interesante hacer una dieta de eliminación. Para ello, primero volvemos a la dieta base del 2% de su peso corporal en heno simple o henolaje de Ryegrass o mezclas de Poa pratensis si el caballo no tiene sensibilidad a estos alimentos, o buscamos un forraje que no tenga reacción. Posteriormente, introducimos alimentos señalados como "no irritantes" durante unos 15 días o un mes y luego, uno a uno, con el fin de llegar por eliminación a una dieta adecuada para devolver al caballo a una ración aceptable para su nivel de actividad. Es decir, empezamos con una dieta simple de solo dos o tres alimentos, equilibramos la dieta con una multivitamina y luego, cuando vemos que el caballo está mejor, empezamos a volver de manera despacio a una dieta más "normal".
Un test ELISA (la prueba más común que utilizan los veterinarios para detectar alérgenos) nos dará una idea de los alimentos que deberíamos evitar. Si introducimos una dieta que no contenga el alimento señalado en la prueba como positivo, hay posibilidad de que pueda desaparecer la sensibilidad. En algunas ocasiones, pasado un tiempo, el caballo incluso llega a tolerar una dieta normal o, por lo menos, una dieta cocinada y con pequeñas cantidades del alimento que antes no toleraba.
En todo caso, si el problema no está relacionado con un alimento, un paso importante es asegurarse de que la dieta que recibe el caballo es la correcta. No podemos esperar tener una piel fuerte, con defensas naturales, brillante y sedosa si no le damos de comer correctamente. La dieta debe estar bien equilibrada y contener suficientes vitaminas y minerales, con aceites omega 3, 6 y 9 en proporciones correctas.
El siguiente paso es asegurar que el entorno donde vive el caballo esté limpio. No podemos esperar gran cosa si la paja está llena de ácaros o culicoides, si los sudaderos y cepillos que se utilizan a diario están llenos de hongos, o si muchos caballos comparten el mismo.
Cuando tienes un caballo con irritaciones en la piel, muchas pueden resolverse con unos cuidados básicos y una buena higiene, pero si el problema persiste más allá de una semana después de un tratamiento básico, es necesario recurrir a un proceso diagnóstico formal con tu veterinario. No será un ahorro de dinero probar producto tras producto y dejar la piel del caballo en carne viva intentando encontrar una solución. En casos complicados, un diagnóstico y tratamiento específico son realmente necesarios.