¿Sabes qué es la laminitis y cómo prevenirla?

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La laminitis, también conocida como infosura, es un proceso patológico extremadamente doloroso y potencialmente mortal que afecta a los cascos de los caballos. Este suceso se produce cuando las láminas, es decir, los tejidos sensibles que unen el casco a las estructuras subyacentes (huesos de las falanges), se inflaman. Esta inflamación interrumpe el flujo de sangre a los tejidos del casco, lo que provoca la ruptura de las estructuras de soporte dentro del casco.

El impacto de la laminitis en los caballos es muy grave y va más allá de simplemente afectar a la capacidad de movimiento del animal. Además del dolor físico que experimentan, la laminitis puede tener consecuencias severas en términos de bienestar y rendimiento general del caballo.

Esto se debe a que, si no se logra revertir la inflamación de las láminas del casco, se afecta el hueso alojado en el interior del casco (tercera falange), que se rota y hunde dentro del casco, generando un gran dolor que impide que el caballo pueda apenas andar y, si no se consigue recuperar un casco normal, debe recurrirse al sacrificio humanitario. Por lo tanto, entender las causas y factores de riesgo asociados con esta enfermedad es crucial para su prevención y un manejo efectivo.

Algunas de las causas o condiciones que predisponen el caballo a la laminitis son:
  • Sobrepeso.
  • Variaciones en el microbiota intestinal del caballo.
  • Cambios buscos en la dieta.
  • Exceso de carbohidratos solubles en la dieta.
  • Placentitis en las yeguas de cría.
  • Enfermedades metabólicas, como el síndrome de la resistencia de la insulina (síndrome metabólico).
  • Algunas razas predispuestas.
  • Caballos con una condición de cuello de 4 o 5 (cuello barroco).
  • Reacciones a algunos medicamentos.

Las variaciones en el microbiota intestinal pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de laminitis. El tracto gastrointestinal del caballo es el hogar de una diversa población de microbios, incluidas bacterias, protozoos y hongos, conocidos colectivamente como microbiota. Estos microorganismos juegan un papel vital en la digestión del alimento, la síntesis de vitaminas y nutrientes y el mantenimiento del sistema inmunológico.

Sin embargo, ciertos factores pueden alterar el equilibrio del microbioma, lo que conlleva un crecimiento excesivo de bacterias dañinas y otros microorganismos. Cuando esto sucede, los microbios perjudiciales producen toxinas que pueden ser absorbidas por el torrente sanguíneo y causar inflamación en todo el cuerpo. Esta inflamación puede dañar las láminas sensibles de los cascos y provocar laminitis.

Existen varios factores que pueden alterar la flora intestinal y aumentar el riesgo de laminitis. Este es el caso de la sobrealimentación con almidón y azúcares, cambios en la dieta o patrones de alimentación, ciertas enfermedades (como la resistencia a la insulina), antibióticos y estrés. Por ejemplo, la sobrealimentación con almidón y azúcares puede causar una fermentación rápida en el intestino posterior, lo que lleva a un crecimiento excesivo de bacterias dañinas.

En resumen, las variaciones en la flora intestinal y el exceso de azúcares en la dieta del caballo pueden contribuir al desarrollo de laminitis al promover la inflamación en todo el cuerpo. Por ello, es esencial mantener un equilibrio saludable del microbiota a través de prácticas de alimentación adecuadas, reducción del estrés y atención veterinaria adecuada para prevenir el desarrollo de laminitis.

Estas son algunas sugerencias para reducir el riesgo de laminitis, siendo especialmente importante cumplirlas en aquellos caballos con predisposición a esta enfermedad:

Alimentar con una dieta equilibrada: proporcionar una dieta equilibrada que satisfaga los requisitos nutricionales del caballo es esencial para prevenir la laminitis. Los caballos deben recibir cantidades correctas de proteínas, minerales y vitaminas para mantener su salud general. Se debe evitar la sobrealimentación de ciertos nutrientes, como carbohidratos o azúcares.

Por lo tanto, en caballos con predisposición a esta enfermedad, conviene proporcionar una dieta muy reducida en carbohidratos solubles, así como una adecuada suplementación en antioxidantes.

Limitar el acceso a pastos exuberantes: los pastos de primavera y otoño suelen tener un alto contenido en carbohidratos no estructurales, que pueden desencadenar en laminitis en caballos que consuman una gran cantidad de pasto verde. Para reducir el riesgo de laminitis, se debe limitar el tiempo de pastoreo o usar un bozal para restringir la ingesta de este tipo de carbohidratos.

Controlar el peso corporal: la obesidad es un factor de riesgo significativo para la laminitis. Mantener un peso corporal adecuado para la edad, la raza y la carga de trabajo del caballo puede reducir el riesgo de laminitis. Si es necesario, se puede conseguir reducir el peso mediante una disminución gradual de la ingesta de alimento y un aumento del ejercicio.

Controlar la ingesta de hidratos de carbono solubles: los caballos con antecedentes de laminitis o resistencia a la insulina deben tener controlada la ingesta de hidratos de carbono solubles a menos de 2 gr por Kg de peso vivo al día y menos de 1 gr por Kg de peso vivo por toma. Esto se puede lograr mediante la alimentación con alimentos o suplementos bajos en almidón y evitando las golosinas y los alimentos con alto contenido de azúcar.

Controlar los primeros signos de laminitis: el control regular de los cascos del caballo y la intervención temprana pueden prevenir o limitar la progresión de la laminitis. Debes estar atento a los primeros signos, como un cambio en la forma de andar, renuncia a moverse o calor en los cascos, y contactar con un veterinario de inmediato si observas alguno de estos signos. El cuidado regular de los cascos, como el recorte y el herraje, también puede ayudar a prevenir la laminitis.

En conclusión, la laminitis representa una amenaza significativa para la salud de los caballos, con implicaciones potencialmente mortales. Por ello, es esencial tomar las medidas preventivas adecuadas, especialmente relacionadas con la alimentación, para evitar estas alteraciones en el microbiota intestinal. Además, el papel de los herradores y los veterinarios es esencial tanto en la prevención como en el tratamiento de esta importante enfermedad.
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